«Convertíos y creed en el evangelio» Miércoles de Ceniza

Es el tiempo de la conversión, es el tiempo de cambiar, es el tiempo del perdón, es el tiempo de Cuaresma. Todos los años nuestro Señor nos concede esta oportunidad, que aunque se repite, siempre es nueva y llena de dinamismo. La imposición de la Ceniza el primer miércoles de Cuaresma nos recuerda que hemos de dejar a un lado aquello que no nos hace bien y nos hace caminar más despacio, o incluso impide llegar a Dios y a nosotros mismos como hijos suyos. Por la identidad Católica de nuestro Colegio hemos celebrado, este miércoles 5 de marzo, en la capilla la imposición de la ceniza a todos los alumnos por nuestro capellán D. Javier Rodríguez.

Para vivir este tiempo de Cuaresma, nuestro querido Papa Francisco nos ha dicho estas palabras a todos los cristianos:

«Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele.

Que el Espíritu Santo, gracias al cual «[somos] como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo» (2 Cor 6, 10), sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, aseguro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os guarde.»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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